El trabajo de las obstétricas en ocasiones va muchos más allá de la atención de la salud sexual y es el primer paso para la inclusión al sistema de salud de mujeres jóvenes. Compartimos la importancia de su labor al momento de los controles prenatales como contribución a embarazos sanos y partos a término
En muchas ocasiones, y principalmente en barrios periféricos de las grandes ciudades, donde la atención de los Centros de Atención Primaria de la Salud resulta fundamental, las obstétricas son vitales a la hora de recibir y mantener a las pacientes en el sistema de salud.
Pudores, vergüenza, escasa o nula alfabetización, falta de contención, falta de dinero, son algunos de los factores que atentan contra la atención de mujeres en edad fértil, que llegan generalmente a la consulta cuando ya se encuentran cursando un embarazo. Éstos y otros múltiples factores, son el caldo de cultivo perfecto para que el embarazo normal se convierta en un embarazo de riesgo, donde el daño obstétrico, marca un daño muchas veces irreversible.
Es en esos momentos, donde el vínculo estrecho, la calidez y la empatía que las obstétricas presentan con las mujeres, se convierte en el principal factor que determina el desarrollo de embarazos sanos, partos a término y la posterior continuidad en el sub- sistema de salud.
“La contención del profesional es fundamental para la continuidad en el cuidado de su salud. A veces el mismo sistema pone barreras: “no hay profesionales, la mujer no tiene dinero para viajar, no consigue turno” y estas cuestiones se instalan fuertemente en los grupos más vulnerables”, explica la Lic. Sandra Zapiola, Presidente Suplente del Colegio de Obstétricas de la Provincia de Buenos Aires, y agrega: “No hay que ponerse en juez, la mujer llega con mucho desconocimiento, inseguridad y muchas veces temor, entonces, debemos acompañarla”.
La importancia del control del embarazo
En líneas generales, las mujeres acceden a la consulta obstétrica cuando existe una presunción, un test positivo o ya cursando un embarazo de término. La consulta precoz, periódica, completa y de amplia cobertura, de la embarazada, es fundamental, marca los requisitos esenciales del control prenatal, empodera a las mujeres de su estado biológico y psico-emocional.
Una entrevista de diagnóstico donde poder indagar en los antecedentes, por ejemplo: el estado vacunal o la vacunación previa, es fundamental para evitar riesgos a futuro. “Por ejemplo, la rubeola, que es una infección viral, que adquirida durante la gestación se acompaña de complicaciones; el riesgo de la infección y la gravedad de las secuelas, están en directa relación con el momento de la gestación en que se produce la infección (cuanto más precoz, más grave es el daño): abortos, restricción del crecimiento intra uterino, muerte neonatal, secuelas neurológicas y oftalmológicas”, indica Zapiola.
Además de los hábitos y estilo de vida, el contexto de la paciente también es importante. “Por ejemplo, una mujer que es maestra jardinera o trabaja en una guardería, y está embarazada o aun no lo sabe, está en contacto con materia fecal y orina de los niños, debería tomar medidas de bioseguridad e higiene, para prevenir la infección por Citomegalovirus, (infección viral, de distribución mundial y que se adquiere desde los primeros años de vida, con prevalencia en edad adulta entre el 60% al 80%) ”esta infección es tan grave como la Rubeola y de similares resultados perinatales; también puede transmitirse de la madre al feto en el trabajo de parto y en el pos-parto, en los primeros meses de vida, agrega la profesional.
Existen además otros graves riesgos para la salud de la madre y el hijo por nacer, como el alcohol, el cigarrillo y otras adicciones. “El alcohol impacta en el desarrollo del sistema nervioso central, pudiendo producir, microcefalia, retraso intelectual, restricción del crecimiento intra útero, prematuridad, malformaciones craneofaciales. La bebida es algo que generalmente pasa desapercibida y la dimensión de sus consecuencias, no son reconocidas por la sociedad”, indica a modo de ejemplo.
Por otra parte, existen muchas otras consecuencias evitables de estos embarazos “no cuidados”. Desde cardiopatías – que son una de las principales causas de mortalidad neonatal- hasta deficiencias respiratorias e incluso el contagio vertical de enfermedades de transmisión sexual, puede ser prevenirse.
Cuando esto no sucede, y una mamá llega sin controles al momento del parto, se debe tomar todas las precauciones del caso, por ejemplo, debe suspenderse que amamante a su hijo, hasta no haberse realizado los análisis de HIV correspondientes, para evitar la posible transmisión del virus, a través de la lactancia; obviamente esto es una estrategia de impacto negativo, en este primer vínculo entre la madre y el recién nacido.
La importancia que reviste el rol de las obstétricas como nexo entre el sistema de salud y las mujeres en edad fértil va mucho más allá del acompañamiento del desarrollo de su vida sexual y reproductiva. Sus aptitudes y capacitación para derivar casos que requieran mayor complejidad a otros niveles de atención, es clave para poder acercar, tratar y retener a las pacientes en un sistema de salud, que muchas veces impone barreras difíciles de sortear.
Compartimos la entrevista realizada a la Lic. Sandra Zapiola en Radio del Mercado. Escuchala aquí.