Más que un acto de amor

Las caricias contribuyen a los primeros lazos emocionales en los bebes. Este contacto ayuda a construir una base para el desarrollo emocional e intelectual. Un masaje significa mucho y puede tener un impacto positivo y duradero. Conocé más en la nota.

La terapia del masaje es una de las más viejas formas de tratamiento; en la infancia es considerada una forma maravillosa de mantener al bebe sano y feliz; es una gran manera de fortalecer el vínculo entre la  madre y el niño.

El contacto piel a piel y las caricias son canales poderosos para iniciar este vínculo de comunicación, resalta la Licenciada en Obstetricia Sandra Zapiola, miembro del Consejo Superior del Colegio de Obstétricas de la provincia de Buenos Aires.

El contacto con el lactante, especialmente en los primeros 120 minutos después del nacimiento, tienen efectos muy positivos en la interacción hasta un año después. “En esos momentos nuestro rol juega un papel fundamental, ya que somos el primer nexo entre la madre y el recién nacido” señala la Licenciada. “Nuestras manos son el instrumento que pone en los brazos de la madre al niño, por lo tanto, son también las que estimulan y acompañan en esta etapa determinante. Es ahí, donde la lactancia nos permite también, reafirmar dicho rol en la crianza y la puericultura”, resume Zapiola.

El masaje acerca, abre canales de emociones, sensaciones, sentimientos; mejora el sueño, calma ansiedades y angustias, regula la respiración, promueve la relajación; facilita la circulación y digestión, alivia los cólicos; tonifica los músculos y alarga las articulaciones, favoreciendo la liberación de hormonas del crecimiento. “Además, se beneficia el sentido del tacto, y es la oportunidad para estimular el sentido del olfato que comienza intraútero a las 28 semanas de gestación”, explica la Obstétrica.

Las técnicas de masaje indican movimientos lentos y delicados, de breve tiempo en cada zona. “El rostro, el pecho, los brazos, las manos, el abdomen, las piernas, los pies y la espalda, comprenden el circuito de masajes, madre e hijo interactúan, hacen permeables los sentidos, se comunican”. Es así que la licenciada resalta: “Hemos elegido una de las más antiguas y bellas profesiones: el acompañamiento para proteger la vida, un círculo perenne, donde cada momento nos permite ser protagonistas de los acontecimientos que marcan las etapas del ser humano”.

Sandra Zapiola es una de las representantes del Colegio que participó en el Taller “Matronas haciendo masajes”, organizado por Johnson & Johnson en el marco del 31° Congreso Trienal de la Confederación Internacional de Matronas. Cabe señalar que, desde el Colegio de Obstétricas de la Provincia de Buenos Aires se destaca la importancia de los masajes como caricias que fortalecen el  vínculo con el lactante, no como un proceso de estimulación temprana.

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