Durante las primeras semanas de embarazo, muchas personas experimentan una mayor sensibilidad al frío. Aunque no es un síntoma del que se hable tanto como las náuseas o el cansancio, es una sensación real y bastante común ¿A qué se debe? ¿Y cómo se puede manejar?
Causas del aumento de la sensibilidad al frío
En el primer trimestre del embarazo, el cuerpo atraviesa múltiples cambios hormonales. El aumento de progesterona, por ejemplo, puede afectar la regulación térmica corporal. Además, se produce una mayor demanda de energía y un redireccionamiento del flujo sanguíneo para nutrir al embrión en desarrollo. Esto puede hacer que las extremidades —como manos y pies— se sientan más frías de lo habitual.
Por otro lado, algunas personas embarazadas también experimentan una leve baja en la presión arterial durante esta etapa, lo cual puede intensificar la sensación de frío.
Consejos para sobrellevarlo
- Vestirse en capas: Esto permite adaptarse fácilmente a los cambios de temperatura.
- Alimentación adecuada: Una dieta balanceada ayuda a mantener la energía y la temperatura corporal.
- Actividad física moderada: Caminatas suaves o ejercicios de bajo impacto recomendados por profesionales pueden estimular la circulación.
- Consultar siempre con profesionales: Si la sensación de frío es muy intensa, persistente o se acompaña de otros síntomas, es importante consultar con una obstétrica o profesional de la salud.
Desde el Colegio de Obstétricas de la Provincia de Buenos Aires recordamos que cada embarazo es único. Ante cualquier duda o síntoma, es fundamental contar con el acompañamiento de profesionales capacitados que brinden orientación y contención durante todo el proceso.



